El dolmen ha sufrido diversos avatares: ocupado por los romanos, excavado y abierto en el siglo XIX fue restaurado profundamente en el XX. En su interior, tras un corredor de entrada de unos 50 m, esconde fantásticos grabados:
Una de las piedras verticales que sujetan la falsa cúpula tiene la representación de una estela de guerrero, por lo que fue sustituida por otra y enviada al Museo Arqueológico Nacional.
La parcela tiene una cerca y el dolmen una cancela que están habitualmente cerradas, por lo que hay que solicitar el acceso en Jerez de los Caballeros.
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