jueves, 14 de junio de 2012

Villa Romana en Esparragalejo

Hoy visitamos otro yacimiento, uno más, que no sabemos si acabará desapareciendo bajo una carretera para no volver a saber de él nunca más. Esta vez, las obras de reforma de la carretera EX-209, han sacado a la luz, justo en la entrada de Esparragalejo, los restos de lo que parece una importante villa romana. A fecha de hoy aún no se ha decidido si conservarán el yacimiento o bien las máquinas acabarán por hacer su trabajo, y es que da la casualidad, que justo donde se encuentra la villa tenía previsto construirse la rotonda de entrada a Esparragalejo. Imagino que si no encuentran nada de excesivo valor ("sólo son muros y piedras de hace dos mil años") acabará desapareciendo bajo el asfalto, aunque en el pueblo están muy ilusionados con conservar los restos y ponerlos en valor. Ojalá esta vez se haga lo que pide el pueblo. No creo.

Os propongo una visita a través de un reportaje fotográfico, puesto que interpretaciones de lo que son cada estancia, muro o solado no tengo, así que tan solo me guío por lo que mis ojos ven. Empezamos la visita por el lado oeste de la misma, y estos restos son lo primero que encontramos:


La excavación ocupa aproximadamente unos cien metros de largo (de oeste a este) por unos veinte metros de ancho. Siguiendo nuestra visita hacia el este, vamos encontrando estas estancias sucesivamente:



A esta misma altura, pero desde el lado norte, encontramos estas otras estructuras:


Continuando nuestra visita hacia el este, tras las estancias anteriores hallaremos este otro edificio:


Aparentemente se trataría de un lagar tal y como demostraría el enorme bloque cilíndrico de granito hallado, que se utilizaría como piedra del mecanismo o como contrapeso, y una zona que podría ser el área de prensado:



A continuación el yacimiento es cortado por un camino, pero tras él continúa la excavación, aunque su anchura es mucho menor:


Esta última estructura parece un horno

Ligada a esta villa estaría la presa romana de Esparragalejo, que se encuentra a un kilómetro y medio, al otro lado del pueblo. En la actualidad está muy reformada y  apenas se pueden observar a simple vista vestigios romanos


El agua almacenada por la presa daría riego  a toda la zona de cultivo asociado a la villa, además de abastecerla a través de un acueducto del que aún quedan restos en algunas parcelas y patios particulares.
Los únicos vestigios romanos que se pueden ver hoy en día en la presa son esta estructura que se encuentra en la torre de desagüe y que daba cobijo a un molino (se pueden observar en el fondo dos ruedas de molino)...



...y una parte muy pequeña del muro de la presa original en uno de sus extremos:


Fin (o no)

Monteporrino, en Salvaleón

Hoy propongo recorrer una ruta, rodeada de naturaleza y de una riqueza arqueológica impresionante. Fue realizada en su día como un recorrido en bicicleta y a continuación "copio" la descripción exacta que hice de aquella ruta, hace ya tres años:

Otra lección de historia, naturaleza y tradición. Otra lección sobre Extremadura, sobre lo que ha sido y sobre lo que ojalá siga siendo. Esta ruta nos llevará a una "dehesa comunal": una finca propiedad del municipio y cuya explotación se reparte entre todos los vecinos a través de concursos y subastas. Una forma de explotación de la dehesa propia de Extremadura desde hace muchos siglos y que ojalá nunca se pierda. Aunque sólo quede como una tradición simbólica, pero sería todo un acierto que perdurase y que nuestros hijos y nietos pudieran seguir aprendiendo de ella. La tierra es para todos.

Hoy recorreremos la finca Monteporrino, en el término de Salvaleón.

Día 11 de abril de 2.009. Sábado Santo. Un día espléndido que no se podía desaprovechar.
Caminos en magnífico estado, terreno con muchas subidas y bajadas, pero no demasiado duras.

La ruta comienza junto a la carretera la EX-320, de Salvatierra de los Barros a Salvaleón. Aproximadamente en el km. 32,5 en dirección a Salvaleón encontraremos a la izquierda la Cañada Real Portugal - Madrid perfectamente señalizada. De aquí partiremos, pero no tomaremos la Cañada Real si no un camino que sale a la derecha.

El paisaje es desde el principio espectacular, rodeados de encinas y alcornoques, que en su primer tramo forman espesos bosques, más que dehesas, y con unas vistas magníficas de las sierras que nos rodean.

Al llegar a una bifurcación debemos tomar a la izquierda, cruzando un paso canadiense, y al poco, a 2,5 aprox. del inicio de la ruta, encontramos la "piedra montá" señalizada a la izquierda: una curiosa formación rocosa que parece mantenerse en precario equilibrio.

Y seguimos descubriendo cosas, porque un kilómetro y medio después se nos señala que a la izquierda, pasando un cercado abierto, encontraremos la "tumba del moro": unas tumbas medievales excavadas en roca. El suelo de la zona es muy rocoso, con muchas formaciones graníticas, y no fui capaz de encontrar las tumbas pero es un lujo adentrarse en la zona: una frondosa vegetación con encinas formando un bosque típico mediterráneo salpicado de rocas donde puder subirte y disfrutar de las vistas por encima de los árboles.

Pero volvamos a nuestro camino, porque hay muchas más cosas que descubrir: los restos de los que se cree sería una fragüa romana (sólo distinguiremos unas piedras que posiblemente formarían los muros y el suelo, de un color mucho más oscuro del que nos rodea, 2ª fotografía) y un pilar de agua fresca, que llaman del Guijo, junto a un pequeño embalse.

A 5,5 kms. del inicio encontraremos unas casas y chozos habilitados como casas rurales y junto a una de ellas veremos unos enterramientos en cista de la edad de bronce: enterramientos rectangulares formados por lascas de rocas y cubiertos por enomes losas de granito (3ª fotografía).
Yo a estas alturas estaba ya disfrutando como un niño chico con tantos descubrimientos y paisajes bellos, rodeado de rebaños de ovejas que pastaban y de olores a retama, brezo y encina. Pero hay más: a 7,5 kms. del inicio el pilar del Toril, y un poco más allá los restos de una villae romana de la que yo sólo supe distinguir un buen número de restos de tégula y ladrillo. Por todo el lugar iba encontrando lo que creo que serían majadas de pastores construidas en piedra, o algo así, la verdad, no lo sé muy bien, me parecieron muy peculiares y fue de lo que más me llamó la atención aunque he encontrado muy poca información sobre ellas (4ª fotografía).
Y seguimos adelante...y nos encontraremos otro pilar, y un merendero, y la ermita de San Isidro de Salvaleón...y ya podemos volver, o no, porque podemos seguir hacia Salvaleón y descubrir nuevos lugares, y tomar la Ex-320, que es preciosa, y muy dura para recorrerarla con la bicicleta, una carretera practicamente de montaña...y volver al inicio de la ruta.
Hay tantas cosas que contar...y este blog es tan estrechito...

Hasta aquí la descripción de la ruta que hice aquel día, pero un poco más adelante, apenas a quinientos metros de los restos de la villa romana, encontraremos aún un tesoro más: un dolmen en forma de túmulo en un gran estado de conservación y que mantiene su estructura, con lo que es perfecto para hacernos una idea de cómo eran este tipo de enterramientos.



Una ruta inolvidable