lunes, 18 de enero de 2016

Castillo de la Encomienda o Castelnovo, Villanueva de la Serena


A unos 8 kilómetros de Villanueva de la Serena, colindando con la N-430, nos encontramos otro bello ejemplo de la arquitectura medieval en Extremadura, muy bien conservado, y de preciosa estampa, pero como en otros muchos casos, de propiedad privada, por lo que es muy difícil poder acceder a su interior y comprobar cual es su verdadero estado de conservación.


Por las fotos de Google Maps, se puede percibir que la parte más antigua se encuentra en parte derruida, aunque exteriormente se conserva extraordinariamente bien. El añadido posterior, la parte más nueva, como se puede observar, se encuentra en perfecto estado porque debe ser la zona ocupada en la actualidad por sus propietarios.

https://goo.gl/maps/qvnKjfGDNPu

Pero vayamos por partes.

Se trata de un castillo construido con posterioridad a la entrada de la Orden de Alcántara en la comarca de La Serena, aproximadamente hacia el primer tercio del siglo XIV, por lo que es una obra enteramente cristiana. Fue sede de una Encomienda, es decir, era el centro desde donde se organizaba el territorio de la Orden en la zona, y residencia del Comendador.



El cuerpo principal está formado por un edificio flanqueado por dos torres, una prismática y la otra circular, alrededor del cual se construyó una muralla muy próxima al edificio.


Hacia los siglos XV y XVI se amplió hacia el sur con una nueva edificación adaptada a la extensión de la muralla, y con un patio de armas. Es este nuevo edificio el que con los siglos se ha ido conservando en mejor estado y se encuentra habitado en la actualidad.


Lugar rodeado de leyenda (dicen que hace muchos años un joven conde que allí habitaba se enamoró de una sirena que se refugiaba en el recodo del Guadiana que pasa junto al castillo), de historia (dicen que está construido sobre la antigua alcazaba árabe de Mojáfar) y de naturaleza (dicen que en el largo invierno es el mejor lugar del mundo para observar el paso de las grullas y escuchar su agónico grito).