viernes, 28 de mayo de 2021

Castillo de Miramontes, en Azuaga

Excusa: Motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una 
omisión.

Literal.

Vamos a utilizar la primera acepción, vamos a tomar el Castillo de Miramontes como pretexto para hablar de algo más, y vamos a eludir nuestra obligación de profundizar en lo que es, fue y será el castillo, no porque no haya datos sobre él, si no porque esto se alargaría tanto que todos los lectores acabarían con los ojos enrojecidos por el sueño que les provocaría. Y lo primero para estos humildes blogueros es la salud ocular de nuestros lectores.

Mal empezamos, ya llevamos un párrafo y todavía no hemos dicho nada

Vale 

¿Y de qué vamos a hablar entonces? Pues de Azuaga, de su castillo, pero también de sus orígenes, de su comarca y de su historia. Hablaremos de la Beturia Túrdula, de Arsa, de los Al-Zuwaga y de los Galeria. Pero hay más. Azuaga es una fuente inagotable de leyendas, que proceden precisamente de su rica historia, la cual, la mente enfermiza y fantasiosa de sus gentes distorsiona hasta confundir ambas. Historia y leyendas. A los puristas no les va a gustar esto. Pero entre nuestros lectores, realmente, no hay ningún purista (algunos, con cierta malicia, dirán que no hay siquiera lectores).

Dos párrafos ya y seguimos igual.




Venga, vayamos por partes

En las proximidades de Azuaga se han localizado alrededor de 30 dólmenes e incluso en la cercana aldea de la Cardenchosa, que pertenece a su municipio, podemos encontrar un famoso menhir de pizarra que se ha conservado en un gran estado en las propias calles del pueblo. Esto nos indica que ya en el Neolítico, entre el V y III milenio a.c. esta zona ya estaba muy poblada. Desde que el hombre se hizo sedentario, decidió que éste sería un buen lugar para vivir.

Una zona con grandes recursos minerales, tierras fértiles, caza abundante, hizo que el hombre permaneciera aquí durante siglos, y sus asentamientos y poblados prosperaran y alcanzaran un importante grado de desarrollo.  

Y es ahora cuando ya podemos empezar a hablar del llamado Cerro del Castillo. Lo llamamos así ahora, claro, en aquel entonces no había castillo, había un cerro de poca altitud, pero con una panorámica de muchos kilómetros a la redonda.







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